viernes, 12 de agosto de 2011

Wall·E

Dir: Andrew Stanton
Guión: Andrew Stanton, Jim Reardon (Historia: Andrew Stanton, Pete Docter)
Intérpretes: Ben Burtt, Elissa Knight, Jeff Garlin, Fred Willard.
2008.

En un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE.

Lo mejor: Wall·E es una cumbre. La obra maestra absoluta de Pixar, que cuenta en su catálogo con no pocas joyas de animación. Primero, lo obvio: técnicamente es deslumbrante, una maravilla, rayando en la perfección. Sin embargo, eso no es nuevo en Pixar, nos han malacostumbrado. Lo que fascina de Wall·E es que se sirve de dicha técnica para acudir a lo esencial, para contarnos historias que podrían haber surgido hace un siglo (o casi). De acuerdo, quizás ese es otro nexo común en las cintas de la casa. Entonces ¿dónde está el mérito? 
      Wall·E enmarca una historia de amor en una sencilla y directa pero certera crítica a nuestro consumista y deshumanizado modo de vida, y lo hace a través de, precisamente, dos personajes a priori tan "insensibles" como una pareja de robots. Wall·E encarna lo antiguo (en el año 2700), lo olvidado, pero también la pureza, la ingenuidad, lo humano. Y lo hace, como no, acudiendo a lo antiguo, a los orígenes, al slapstick, a Chaplin, a Buster Keaton. EVE encarna lo nuevo, lo moderno, entronca con la ciencia ficción más actual. El encuentro de ambos está narrado con maestría, y su relación, con insospechada e impresionante sensibilidad y comicidad. La increíble labor visual capitaneada por el director Andrew Stanton, la música de Thoman Newman y Peter Gabriel y un inconmensurable trabajo del diseñador de sonido Ben Burtt (Star Wars) definen con habilidad a los personajes y las situaciones. Porque el cine tiene más de un siglo de vida, y ha creado sus propios códigos y lenguajes. Ellos lo saben, y lo utilizan con inteligencia reverencial. 
     Se trata, pues, de una lección de cine, de una maravilla técnica y, sobre todo, y más importante de una de las mejores y más “humanas” historias que se han contado últimamente.
Lo peor: la segunda mitad es un peliculón, pero es que la primera es una obra maestra, así que cierta sensación de "convencionalización según pasan los minutos, pero poca cosa.
El momento: El comienzo, los mejores 35 minutos del cine de los últimos años para el que esto escribe.

Nota: 9


(Lo prometido es deuda, Cecile Ann)

1 comentario:

  1. no puedo estar más de acuerdo.
    gracias por hacerle un rinconcito a WALL-E
    :__)

    Ana

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